El tema de los derechos de autor es controvertido y poco claro, en la medida en que a pesar de todas las revisiones legales que se han hecho (y se siguen haciendo) los límites no acaban de estar definidos, aunque en ocasiones es por el interés de los autores y en otras por el tipo de uso que se hace de los trabajos.
El punto 11 del artículo “Explicación de 10 grandes mitos sobre los derechos de autor” de Brad Tempelton viene a ser un resumen o conclusión de los 10 mitos anteriores, en los que se han ido explicando ideas erróneas que se tienen sobre los derechos de autor y los motivos por los que se producen dichos malentendidos.
Estamos de acuerdo con el autor en que es importante entender que los objetivos del Copyright (derechos de autor) básicamente se refieren a que el autor tiene derecho sobre las ganancias derivadas de su trabajo y a controlar el modo en que se usa su trabajo.
Creemos que también es importante la diferencia legal existente entre derechos de autor y marca registrada y lo difícil que es trazar la línea con el “uso permitido” (fair use) puesto que suponemos que en la mayoría de los casos de plagio, se intentará aducir ante el juzgado que se trata de un homenaje o parodia para lo cual está “permitido” usar una obra de otro autor.
Como sucede en muchos otros casos, la presencia o ausencia de dinero marca la diferencia en el límite de uso; aunque técnicamente en cualquier caso sea ilegal reproducir trabajos de otro autor sin permiso, las repercusiones por pérdida económica son las que van a impulsar al autor a emprender acciones legales, puesto que si no hay una pérdida de dinero de por medio es posible que se desestime el caso en cuanto se produzca la demanda.
Opinamos sin embargo, que no se debe dejar al propio criterio decidir usar el trabajo de otra persona, sólo porque se piense que ese uso no va a ocasionar una pérdida económica al autor, ya que en primer lugar es privilegio del autor decidir el uso de su obra, y en segundo lugar hay modos indirectos de provocar daño (económico o de otro tipo) aunque al principio se desconozca o incluso se tenga buena intención.
El punto 11 del artículo “Explicación de 10 grandes mitos sobre los derechos de autor” de Brad Tempelton viene a ser un resumen o conclusión de los 10 mitos anteriores, en los que se han ido explicando ideas erróneas que se tienen sobre los derechos de autor y los motivos por los que se producen dichos malentendidos.
Estamos de acuerdo con el autor en que es importante entender que los objetivos del Copyright (derechos de autor) básicamente se refieren a que el autor tiene derecho sobre las ganancias derivadas de su trabajo y a controlar el modo en que se usa su trabajo.
Creemos que también es importante la diferencia legal existente entre derechos de autor y marca registrada y lo difícil que es trazar la línea con el “uso permitido” (fair use) puesto que suponemos que en la mayoría de los casos de plagio, se intentará aducir ante el juzgado que se trata de un homenaje o parodia para lo cual está “permitido” usar una obra de otro autor.
Como sucede en muchos otros casos, la presencia o ausencia de dinero marca la diferencia en el límite de uso; aunque técnicamente en cualquier caso sea ilegal reproducir trabajos de otro autor sin permiso, las repercusiones por pérdida económica son las que van a impulsar al autor a emprender acciones legales, puesto que si no hay una pérdida de dinero de por medio es posible que se desestime el caso en cuanto se produzca la demanda.
Opinamos sin embargo, que no se debe dejar al propio criterio decidir usar el trabajo de otra persona, sólo porque se piense que ese uso no va a ocasionar una pérdida económica al autor, ya que en primer lugar es privilegio del autor decidir el uso de su obra, y en segundo lugar hay modos indirectos de provocar daño (económico o de otro tipo) aunque al principio se desconozca o incluso se tenga buena intención.
Para terminar, nos gustaría destacar el apartado que más me ha llamado la atención, el fenómeno “fan”. Es considerado por Brad Tempelton como una violación de los derechos de autor que el propio autor permite e incluso fomenta para obtener un mayor beneficio de sus obras, y pone como ejemplo la serie Star Trek, y quisieramos poner otros ejemplos que nos vienen a la mente como La guerra de las galaxias, El señor de los anillos y Harry Potter, cuyas campañas publicitarias cuestan y generan millones.
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