Parece retórico el propio título del artículo. Evidentemente, la publicidad no está para educar…¡está para VENDER! Y todo el que quiera envolverla de otra manera, estará disfrazando al lobo con piel de cordero.
Pocas veces la publicidad intenta transmitir las bondades del producto que vende, los beneficios de su uso o la mejor calidad respecto a los productos de la competencia. La publicidad busca vender a cualquier precio el producto, asociándolo a caras bonitas, personajes famosos, circuitos de pruebas o milagros posibles.
Ante esto, de poco sirven una cuantas palabras: ‘fumar mata’, ‘esta promoción es válida para…’, ‘hasta finalizar existencias’, etc.
Pocas veces la publicidad intenta transmitir las bondades del producto que vende, los beneficios de su uso o la mejor calidad respecto a los productos de la competencia. La publicidad busca vender a cualquier precio el producto, asociándolo a caras bonitas, personajes famosos, circuitos de pruebas o milagros posibles.
Ante esto, de poco sirven una cuantas palabras: ‘fumar mata’, ‘esta promoción es válida para…’, ‘hasta finalizar existencias’, etc.
Lo importante es lo que rodea al producto, ese halo de magia que lo convierte en casi sobrenatural, que nos obliga a comprarlo y que nos llevará a la felicidad extrema.
Si el tabaco mata… ¡que prohíban el tabaco!, no que escriban un texto, que da más pie al chiste fácil que los tratamientos antinicotina.
Si el correr con el coche es peligroso…¡que prohíban esos bólidos con tanto exceso de centímetros cúbicos como de caballos que sólo se podrían disfrutar en las autopistas alemanas!
Si las medicinas pueden ser peligrosas, los bancos nos pueden engañar, los seguros nos pueden estafar con la letra pequeña o los videojuegos se pueden convertir en adictivos… que nos eduquen en la escuela o en nuestra casa desde pequeños. Debería haber una asignatura, en la que desde pequeños nos enseñaran a vivir en el mundo actual, a saber como actuar, como desenvolvernos y a ser críticos con lo que nos rodea.
Si el tabaco mata… ¡que prohíban el tabaco!, no que escriban un texto, que da más pie al chiste fácil que los tratamientos antinicotina.
Si el correr con el coche es peligroso…¡que prohíban esos bólidos con tanto exceso de centímetros cúbicos como de caballos que sólo se podrían disfrutar en las autopistas alemanas!
Si las medicinas pueden ser peligrosas, los bancos nos pueden engañar, los seguros nos pueden estafar con la letra pequeña o los videojuegos se pueden convertir en adictivos… que nos eduquen en la escuela o en nuestra casa desde pequeños. Debería haber una asignatura, en la que desde pequeños nos enseñaran a vivir en el mundo actual, a saber como actuar, como desenvolvernos y a ser críticos con lo que nos rodea.
Regular la publicidad es como intentar curar un dolor de cabeza con caramelos: parece que se hace algo por solucionar el problema para tener a todos contentos, pero no se ataca la causa del problema.
Os adjuntamos un interesante estudio relacionado con el tema que nos ocupa, realizado en la Universidad de Rioja sobre la ética en la publicidad de las golosinas:
Santibañez Velilla, J.: Ética en la publicidad de golosinas ante los efectos de algunos de sus aditivos en la salud humana. dochttp://dewey.uab.es/pmarques/evte/santiban3.doc
Santibañez Velilla, J.: Ética en la publicidad de golosinas ante los efectos de algunos de sus aditivos en la salud humana. dochttp://dewey.uab.es/pmarques/evte/santiban3.doc
No hay comentarios:
Publicar un comentario